jueves, 28 de marzo de 2024

No Rechaces Mi Don

Mensaje de Dios Padre a Sor Amapola en el Cerro Tepeyac, México del 22 de marzo de 2024

Hijos Míos todos,

Acercaos a Mi Corazón.

En estos días santos que estáis a punto de vivir, en los que recordáis el Amor Inefable de Nuestra Santísima Trinidad - Amor que se expresa en el Don que Yo, vuestro Padre, os doy en Mi Hijo Amadísimo, Mi Hijo Primogénito - Mi Jesús - Mi Verbo Vivo, enviado a vosotros para traeros Mi Amor, para mostraros Mi Rostro y Mi Corazón, para que recibiendo Mi Amor en Él, volváis a Mí.

Amor que se expresa en la Obediencia y el Sacrificio total -Cuerpo, Alma, Espíritu, Divinidad- de Mi Jesús, por amor a Mí y a vosotros, para rescatar vuestras almas del dominio de Satanás, vencer al pecado en vuestros corazones con Su Victoria y traeros el bálsamo de la esperanza.

Amor que se expresa en la Cruz, donde Amor y Dolor se unen en la Ofrenda Perfectísima que os hace capaces de recibir el Fuego Divino, Nuestro Santísimo Espíritu.

Veis, hijos, cómo -en medio de la más atroz traición, abandono, odio y blasfemia tras blasfemia- Nuestra Acción nunca se había manifestado con tanto Amor, Poder y Gracia, como en aquellas Horas tan oscuras.

Y ya veis lo que Nuestro Amor por vosotros ha realizado en Esa Hora.

Hijos - ésta es la Hora más negra una vez más, de una oscuridad aún más profunda y horrenda, pues ahora la traición es con pleno conocimiento y con almas que llevan el Sello de la Redención[1].

Hijos, no comprendéis la atrocidad de esta traición[2].

Ni cómo la aplastaré[3].

El Cuerpo Místico de Mi Jesús ha sido traicionado, vendido, utilizado, para entronizar al hijo de Satanás que está a punto de aparecer[4].

Este Santísimo Cuerpo[5] está siendo abandonado, rechazado; no de la manera que pensáis - separándose Mis hijos de él - sino abandonando todo lo que da vida a este Cuerpo: Mis enseñanzas y mandamientos, vuestra unión Conmigo mediante el cumplimiento de Mi Voluntad, la Fe en Mí. Esta separación es como una célula cancerosa: no se separa físicamente del cuerpo, permanece en él, pero se separa del orden adecuado que Yo establecí para esa célula, y se distorsiona, se deforma, y en lugar de construir este Cuerpo según Mi Voluntad, se convierte en algo monstruoso y deforme, que mata a todo el Cuerpo, debilitándolo cada vez más y causando un sufrimiento innecesario sin fin.

Hijos Míos,

Todos vosotros habéis rechazado Nuestro Amor en algún momento. Todos necesitáis Mi Misericordia y Mi Perdón. Todos necesitáis el baño de Mi Gracia. Y todos vosotros, hijos, necesitáis Mi Luz.

Abrid vuestros corazones a esta Luz que pronto descenderá sobre vosotros. Recibidla con Amor, pues es un signo de Mi Amor Infinito que no escatima Nada por el bien de Mis hijos, vosotros, Mis pequeños.

Hijos, reparad la ofensa a vuestro Padre con vuestros actos de Fe y Confianza y con el santo Abandono que Me permite hacer tanto en vuestras almas - maravillas de Mi Gracia.

En estos días Santísimos, ofrecedme Todo. Todo lo que Yo permito en vuestras vidas, en vuestro diario vivir. Entregádmelo como ofrenda de reparación.

Hijos míos, lo que os pido para estos días es vuestra Fe.

Ved cómo todo está enraizado en la Fe -el horror que tiene lugar cuando no hay Fe- y las Maravillas que Yo realizo cuando la encuentro.

¿Qué hizo Mi Jesús en estos días Santísimos?

Cumplió Mi Voluntad. Obedeció Mi Voluntad. Se vació a Sí mismo de tal manera que sólo quedó en Él Mi Voluntad -se entregó por entero exclusivamente a «La Voluntad de Mi Padre»[6] Por eso lo soportó todo, lo sufrió todo, lo expió todo por ti. Por Amor a Mí y a Mi Voluntad, que no es otra cosa que Amor y Misericordia hacia Mis criaturas.

En esto, Hijos, es como quiero que Le imitéis. Despojaos de vosotros mismos, de vuestros deseos, de vuestros pensamientos tan limitados, de vuestra propia voluntad, para que podáis recibir Mi Voluntad en vosotros, para que la coloquéis en el centro de vuestro ser.

Mi Voluntad soy Yo en vuestras almas.

Hijos míos, si queréis caminar como lo hizo Mi Jesús -fiel hasta la Cruz, fiel hasta la última estocada-, necesitáis la Presencia de vuestra Madre Celestial, Mi Amada y Sumamente Favorecida -María Santísima-, que os he dado como Refugio, Protección, Consuelo y Guía[7].

La Inmaculada -por Mi Voluntad y por Su propia voluntad, pues nunca mancilló Mi Voluntad con Su propio pensamiento- Mi Voluntad que reina en Ella como el sol del mediodía en un día claro.

Hijos, ésta es la imitación más perfecta que quiero en vosotros: sacrificar vuestra propia voluntad, vuestro propio pensamiento, para recibir Mi Voluntad, Mi Luz.

Hijos, el Corazón de Mi Jesús fue traspasado para obteneros la Gracia de recibir Mi Voluntad en vuestro espíritu. No desperdiciéis tal Don obtenido con tanto dolor[8].

«Hágase en mí según Tu Palabra».

«Padre, en Tus manos encomiendo Mi Espíritu».

[9]

Consolad Mi Corazón, hijos.

Vuestro Padre que os ama +

[1] Se refiere al sello del Bautismo.

[2] Tras estas palabras dichas con tanta seriedad, percibí la profundidad del horror y el dolor de todo el Cielo al ver cómo las almas bautizadas rechazan a Dios.

[3] Cuánta fuerza y autoridad hay detrás de estas breves y sencillas palabras.

[4] Entiendo que se refiere al Anticristo.

[5] El uso de esta frase para referirse a la Iglesia me sorprendió, porque solemos utilizarla exclusivamente en referencia a la Santísima Eucaristía o Cuerpo físico de Jesús. Intuyo que quizá la utiliza para subrayar que la Iglesia -como el propio Jesús- es un don de Su Amor, y lo grave que es rechazar o distorsionar este don Suyo.

[6] Siendo Dios y siendo Uno con el Padre, Su Voluntad es la misma que la del Padre. Pero aquí se refiere a la cooperación de Su Humanidad. «Padre mío, si es posible, pasa de Mí este cáliz. Pero no como yo quiero, sino como quieres Tú». (Mt 26,39)

[7] La mayoría de las referencias a Nuestra Santísima Madre me son dictadas con mayúsculas, como signo de Su gran Amor por Ella y del lugar único que ocupa, y para enseñarnos a apreciar la grandeza de Quien Ella es para la Santísima Trinidad. El uso de las mayúsculas es sólo una forma más de expresar en la palabra escrita lo que se comunica más allá de las propias palabras.

[8] Cuánto Amor y cuánto Dolor hay detrás de estas palabras.

[9] Lc 1,38 y Lc 23,46 respectivamente.

Origen: ➥ missionofdivinemercy.org